¿Quién se hubiera imaginado décadas atrás que nuestros jóvenes se mataran
entre sí por el color de una camiseta?, ¿quién se hubiera imaginado que una
camiseta de fútbol podría ser más
importante que la vida de una persona?.
El comportamiento de estos mal llamados hinchas del fútbol se debe a sus
raíces, quizás casos donde ellos no tienen ni voz ni voto, donde han sufrido el
maltrato familiar, donde se sienten retraídos, y la única salida es hacer parte
de las barras, allí muchos encuentran la identidad que nunca han tenido, allí
muchos encuentran las fuerzas para deshacerse del miedo y sacar sus
pensamientos corroídos, y hacer parte de una barra los llena de categoría, y
pretenden con ello demostrar que pueden ser algo diferente a lo que siempre han
sido; en las barras pueden hacer lo que les plazca, pero claro está, el hacer
parte de este mundo viene con responsabilidades y deberes, según ellos hacer
respetar el color y el nombre del equipo por encima de todo. Definitivamente en
nuestro país ya sea por la educación que recibimos, por el impacto de los
medios de comunicación, o ya sea por el trato que se tiene dentro de un hogar, el fútbol sigue siendo una pasión que apaga
vidas.
Todo se debe al entorno
En realidad la Violencia que trae consigo el fútbol es una problemática
demasiado fuerte y para poder hacer alguna afirmación se debe investigar con
exactitud el tema, por tal razón me vi en la tarea de dialogar con un psicólogo
experto en ello y llegué a ciertas conclusiones: (aunque en realidad son muy
superficiales y de hecho quisiera pedir excusas si de alguna manera puedo
ofender “generalizando” porque como en todo siempre habrá un distinto, un
diferente, un verdadero hincha).
No es un secreto el comportamiento brusco, intolerante, y arrogante, que
poseen las personas que frecuentan a violentar con excusas pretensiosas la
bestialidad con la que escudándose en sus tan amados y gloriosos equipos de
fútbol roban, lastiman, ofenden, y hieren la ya carcomida piel de nuestra
sociedad; un ecosistema en constante deterioro, un ecosistema que siente
impaciente como se sigue extinguiendo por esa enfermedad terminal que la
consume sin cesar; La sociedad.
El comportamiento de la gran mayoría de personas irrumpe el verdadero
sentido de las cosas Y todo se debe a la forma y el entorno en el que una
persona ha convivido, desarrollando cualidades y defectos diferentes
dependiendo de su ambiente de crecimiento, por tal razón si alguien ha sido
violentado desde muy chico seguramente en algún momento de su vida sentirá la
necesidad de desahogarse desquitándose con otro, formando una cadena poco
enorgullecedora de nuestra sociedad, una cadena que mancha con sangre la
historia y opaca el verdadero propósito de alentar a una institución y apoyar
con canticos alegres “toda su vida” , y no hasta la muerte.