Sé que probablemente ni Ud. ni yo tengamos el más mínimo deseo de
participar en este escrito. No contaba con que algún día aquellos sentimientos
que se adueñaron de mí, después de tantos intentos de envenenarlos, ahogarlos y
enterrarlos en ese rincón inalcanzable que ni siquiera yo conozco, tomaran vida
nuevamente y me impulsaran a relacionarme con Usted de cualquier manera. Sin
embargo, entiendo que no soy autoritario, ni pienso por mi cuenta, ni escribo
lo que pienso, ni cuento lo que escribo, y podemos engañarnos creyendo que lo
nuestro fue un secreto. Esto es un secreto que, apostaría mi vida si no es
cierto, ni Usted está ansiosa de leer
estas palabras ni mucho menos yo siento ese anhelo de escribir para que
Usted me lea y me descifre como siempre supo hacerlo.
Quiero contarle que desde hace algunos días me invade la impaciencia,
aunque juré con mi propia vida no volver a acercarme a Usted, ni dirigirle la
palabra, ni la más pequeña mirada, ni el más remoto pensamiento, ni verla en
fotos, ni recitar los poemas que con gran apego le inventé. Le confieso
orgullosamente que no lo logré y me lastima inmensamente no llegar a saber qué
será de mí. Gastando cuantiosas sumas en bebidas de olvido, no lo logré,
evitando entrar, pasar, y mirar aquellos lugares donde compartimos segundos sin
querer, si bien pocos o muchos, nunca dejaron de ser segundos, no lo logré;
saliendo y exponiendo mi vampírica piel en contra de mi propio bien, no lo
logré; enclaustrando y sellando un corazón golpeado, fingiendo que nunca nada
había pasado, no lo logré, y ahora ¿qué será de mí? Pienso que, como buen
hombre de palabra que soy, debo pagar
ese adorable error con mi propia sangre, y digo adorable porque afortunadamente
no sé que podría haber pasado en todo este tiempo si hubiera logrado mi
objetivo, si la hubiera borrado de mi mente, si mis sentidos fallasen cuando
hablo de Usted; Cuando pienso en Usted; cuando la imagino a Usted, cuando me
inspiro en Usted, cuando recuerdo su olor, su fragancia, su imagen, su voz;
cuando recuerdo sus grandes carcajadas, sus risas y también sus miradas, su llanto,
su odio y también su temor. En realidad quizás habría muerto mucho más rápido
que ahora y, en lugar de juntar estas letras, palabras y frases, estaría
durmiendo bajo el manto de la parca, aferrándome a ella fuertemente, como Usted
lo hizo cuando conscientemente de mí se alejó. ¿Qué será de mí? ¿Qué será de Usted?,
me pregunto constantemente mientras pienso de qué manera debo verter mi sangre
al suelo, ¿qué será de mí? ¿Qué será de Usted?.
El trato es el siguiente, y espero que lo rechace, porque así yo entendería
que todo lo que vino a mi mente alguna vez nunca jamás existió. Quiero que lea
muy lentamente cada fragmento inspirado en Usted, que tantas veces yo le
escribí y reescribí, y piense, si en realidad fue el camino que quiso tomar. Quiero
que recuerde aquellas veces en las que para mi indeseable infortunio, el
destino nos acercó; quiero que haga memoria y descubra cuál fue la primera
palabra que yo, desde mi tortuosa penumbra, le dirigí; quiero que cierre sus
ojos y recuerde con cariño esas veces que conmigo soñó, porque lo sé, aunque Usted
no quiera que lo sepa, lo sé, Usted también me soñó, no tanto como yo, pero lo
hizo.
Algo me decía que debía hablarle y así fue; quiero que lo recuerde, y ahora
que me alejó de esta vida, piense en ese beso que nunca nos dimos, ese sueño
que nunca ocurrió; quiero que me roce los labios con el pensamiento, y cumpla
mi último deseo; quiero que me bese suave y apasionadamente con el poder de su
mente insaciable, y yo, para cumplir mi parte del trato, debo marcharme y pagar
aquel juramento.
Así dejaré un camino libre que nunca existió, sabiendo así que Usted sin
conocerme, sin saber quién soy; sabrá que le haré falta; sabrá que existe un vacío
que nunca jamás podrá llenar; sabrá que este, su príncipe azul, se fue porque Usted
lo quiso así, se marchó tan lejos que no volverá, y Usted, sin conocerme, me
descubrirá, Usted, que siendo mi más sincero deseo, jamás se pudo hacer
realidad, Usted que ahora se encuentra peor que yo, porque sinceramente yo
descansaré de pensar en Usted, y Usted sinceramente nunca dejará de pensar en
mí.
¿Qué será de mí? ¿Qué será de Ud? ¿Qué
será de este, su admirador secreto, que amó hasta su más insignificante gesto?
¿Qué será de mí? ¿Qué será de Ud?
GHOST
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